Por Keith Hodkinson
Gobernador del Distrito 6600 2020-2021
Vivo en el noroeste de Ohio (USA). He estado en la radiodifusión desde 1975. En 1978, me mudé a Ohio. En septiembre de 1983, mi empleador me informó que debía unirme al club rotario local en Tiffin, OH. La principal razón fue para hacer «contactos de negocios». Entonces, por eso he estado en Rotary por 35 años. Sin embargo, he sido rotario solo por 8 años. ¿Qué significa eso?
Tengo la distinción de ser el único presidente del CR de Tiffin por dos períodos. Justo antes del inicio de mi segundo mandato, asistí a la Conferencia Anual de Distrito y allí mis ojos se abrieron al verdadero significado de lo que hace Rotary.
En 2014, cuando mi segundo mandato estaba por finalizar, quise hacer un impacto en mi club demostrándoles que ser un verdadero rotario era mucho más. Conocí a Sean McGee del club Swanson, Ohio, quien había ayudado a financiar proyectos de servicio en escuelas y orfanatos en Honduras. Hizo una presentación en mi club y la junta aceptó el reto e hizo la donación para el proyecto en Honduras.
Varios rotarios participamos en el viaje, pero las fuertes lluvias nos impidieron subir a las montañas y trabajar en la escuela que se estaba construyendo, por lo que nos quedamos en el orfanato en San Pedro Sula. Por siete días, los nueve integrantes del equipo hicimos varios trabajos para ayudar a las hermosas niñas de la escuela.
Fue en ese momento que realmente me convertí en un rotario. Estuve reparando varios inodoros que no habían funcionado meses.
Cada vez que levantaba la vista del lugar donde trabajaba, observaba a dos niñas de pie junto a mí que me sonreían y ayudaban cada vez que podían, a pesar de que nuestra barrera de idioma no nos permitía comunicarnos. Cada vez que un inodoro se reparaba tenían el ceremonial por la «primera descarga de agua». Me aplaudían y me abrazaban. Nunca olvidaré sus sonrisas y sus brillantes ojos llenos de agradecimiento ¡Todo eso solo por la descarga de un inodoro! Me sentí impresionado por esto.
Además de los baños, reparé las pantallas de las ventanas en el área del comedor. Fue sorprendente la cantidad de luz que entraba en la habitación. Finalmente, ayudé a reparar una bomba de agua que se activaría cuando el suministro de agua de la ciudad faltara, algo que, lamentablemente, sucedía de manera regular.
Trabajar junto mis compañeros rotarios de EE.UU. y de Honduras fue una de las experiencias más gratificantes de mi vida. Aprendí que puede faltarnos casi todo y aún estar felices y agradecidos por lo que se tiene.
Gracias a mi experiencia en Centroamérica, entiendo que ROTARY ¡SALVA VIDAS! Rompemos fronteras y trabajamos juntos por el bien de la humanidad.
Gracias a mi experiencia en Centroamérica tengo un grupo de amigos cercanos en los que confío y sé que confían en mí.
Gracias a mi experiencia en Centroamérica, YO SOY ROTARIO.