Por José Handal Bográn
Club Rotario San Pedro Sula
Alicia Irene Tábora Rubí pertenece al Club Rotario Merendón, integrado solo por mujeres. Con apenas 29 años de edad, ha recorrido camino en las filas rotarias, lo que ha marcado su vida.
Cuéntenos sobre sus inicios con Rotary.
Mi primera experiencia fue con Rotaract en el hogar El Buen Samaritano, en San Pedro Sula. Estaba columpiando a una niña ciega que me dijo que yo era muy bonita. Entendí que ella veía la vida con el alma y no con los sentidos. También comprendí que hay hermosura en todo lo que hacemos como rotaractianos y rotarios.
¿Cómo ingresó a su club?
Yo fui rotaract de Valle de Sula desde 2014 hasta 2021. Mi madrina fue Ana Álvarez, quien me llevó al movimiento, y fue por ella que tomé la decisión de volverme una merendona, decisión que nunca me arrepentiré de haber tomado. Las rotarias de Merendón conocen el trabajo en equipo y me recibieron con los brazos abiertos. Siento que entendieron que mi compromiso era uno de mucho tiempo atrás y me hicieron sentir muy bienvenida.
¿Cómo fue el paso de Rotaract a Rotary?
Me gustó mucho que la diferencia, luego de la transición, no fuese tan notoria, ya que se me acogió con mucho cariño. La plataforma permite acceder a proyectos de mayor escala, con reconocimiento a nivel de distrito, y se cuenta con mucho apoyo a nivel zonal.
