Rotary Moments

Por María Palacios de Yamamoto

Mi momento rotario sucedió en una actividad de donación de bastones para personas ciegas del Rotary Club Santiago Monumental. En medio de la satisfacción de ayudar a personas con discapacidad visual a desplazarse con seguridad, viví un cúmulo de emociones indescriptibles al recibir un abrazo inesperado de parte de una persona ciega beneficiada. No se cansaba de decir un tanto nervioso y a la vez eufórico: «Tengo nuevos ojos, ahora podré salir a las calles sin caerme ni chocar con obstáculos, este bastón me da la oportunidad de aprender y de lograr mi movilidad, ahora podré trabajar».

El momento fue impactante, no esperaba tanta emotividad de parte del no vidente. Me produjo sorpresa, alegría y motivación para seguir dando pasos por mejorar la calidad de vida de los más vulnerables. Constaté la importancia de un bastón para un ciego como símbolo de posibilidad, autonomía y esperanza.

Cada día que Dios nos regala es una oportunidad para hacer algo por los demás y vivir el amor a la humanidad. Muchos años de labor con personas vulnerables hacen pensar que estamos curados de las emociones; sin embargo, departir con ellas hace descubrir lo maravilloso que pueden ser y nos hace admirar su valor ante el reto de seguir adelante. Nos enseña que llevando soluciones a otros recibimos bienestar y alegría. Eso es parte de la magia de Rotary.

Vivir es más que respirar, es tener calidad en la vida que nos toca. Pensar en cosas tan elementales y rutinarias como bañarse, vestirse, comer u organizar un hogar, que son muy fáciles para una persona normal, se vuelven un enorme reto para personas no videntes. Casi el 80 % de la información para la vida diaria se relaciona con la vista; por eso, al donar un bastón ayudamos a la inclusión social de una persona ciega.

Rotary permite colaborar con los más necesitados y hacer de una sencilla actividad un momento especial, profundo, significativo e importante en mi vida y la de los demás.

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