¿Qué tan poderosos somos cuando trabajamos unidos?

Por Natalia Luque
Corresponsal ESRAG para Latinoamérica
Miembro del Club Global Zipaquirá de Colombia

Después de una reunión virtual con individuos inspiradores y apasionados que dedicaron dos mañanas de su atareado fin de semana, pude comprender la compleja situación del río Motagua y conocer cuántas personas y organizaciones están implicadas en cada paso para buscar una solución real y duradera al enorme problema ambiental que aqueja al río y su cuenca.

Reflexioné mucho sobre la perspectiva de este informe y cómo afrontar un asunto tan complicado. Sin embargo, algo sobresalió por encima de todos los temas durante aquellas conversaciones: fue el lema rotario “Gente de acción”. Este proyecto es una evidencia palpable de la capacidad de nuestros clubes cuando unen sus fuerzas y estructuran un plan de acción sólido para colaborar conjuntamente con diversas organizaciones y entidades gubernamentales en pos de un fin común.

¿Qué llevó a los Clubes Rotarios de tres países, a diferentes entidades gubernamentales de estas naciones y a más de 25 empresas patrocinadoras a unirse? La respuesta es el río Motagua.

Seguro que, si tuvieran que rememorar su infancia y pensar en un paseo o viaje a algún paraje natural de su país, probablemente cada uno de ustedes albergará un recuerdo en un río o mar; un baño refrescante, nadar y jugar entre las piedras, y posiblemente terminar el día disfrutando de una deliciosa comida en sus riberas, a la orilla de sus aguas. Es probable que, en muchos de esos ríos y playas, ya no se pueda hacer eso con tranquilidad y salubridad.

Cuando vi las impactantes imágenes del río Motagua a lo largo de sus cuencas y de las playas circundantes a la desembocadura, que más bien parecían un vertedero o un relleno sanitario que un río o una playa para disfrutar de la naturaleza, no pude evitar preguntarme cómo llegamos a este punto.

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